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A todos nos gusta cumplir sueños. Y cuando pensamos en ellos creemos que sabemos qué queremos.
La realidad es que muy pocas veces se tiene claridad sobre lo que se desea conseguir y esto hace que lograrlo se torne complicado.
Plantearse una meta clara nos da dirección. Es como poner el GPS para ir a un lugar al que nunca has ido.
Y si no sabes a dónde quieres llegar y pones el coche en marcha, simplemente te moverás sin rumbo y sentirás que no llegas a ningún sitio y que estás perdiendo el tiempo.
Marcarse objetivos está bien, pero tener clara tu meta es imprescindible.
Pensar en profundidad qué queremos y para qué lo queremos es fundamental, el problema es que después de estas preguntas nos asalta el "cómo" y ahí es cuando nos empezamos a atascar.
Creemos que debemos tener respuesta a esa pregunta y eso nos bloquea.
Es entonces cuando empezamos a divagar sobre si será un sueño imposible, si sería mejor conformarse con otra cosa, si merecerá la pena intentarlo...
Y la claridad se vuelve a disipar.
Realmente no es necesario saber exactamente el "cómo" pero sí lo es tener claro el "qué" y el "para qué".
Respondete primero a esto con sinceridad y luego da un pequeño paso que te ponga en camino.
No pierdas de vista tu destino soñado y la manera de recorrer el camino irá surgiendo a medida que avances.
Pero, sobre todo, no te olvides de disfrutar el viaje 😉✨
Gracias por leerme.
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